Por Carla Curti *.
Me
acosté temprano anoche. Me levanté temprano esta mañana. Mientras desayunaba
recordé haber soñado toda la noche con animales. No recuerdo qué animales, pero
eran animales. Me di un baño necesario. Tomé mi mochila verde. Tomé la llave.
Salí. Caminé hasta la casa 36 en busca de mi profesora, que precisamente
llegaba en un remix -, para sorpresa mía, como si viniera a buscarme. Subí al
auto.
La clase no comenzaba porque la puerta estaba cerrada. La Profesora siempre
(siempre que llega temprano) se enoja si la puerta está cerrada porque "cómo
que está cerrada la puerta, la puerta tiene que estar abierta, a estas horas de
la mañana, y ¡qué pasa con la puerta!"... y yo, fumando y mirando el
empedrado, a las 8:03 am, cantaba en mi mente "La puerta, che!",
y sonreía. Sí sí.
Mañana de clase aburrida. Después de mañana nublada, mañana de sol. "Bajo
por el ascensor..." Fuga rápida del aula que ya tenía la puerta
abierta, a Dios gracias. Caminé hasta la Avenida Mitre. Seguí por San Lorenzo a
contramano. Entré a la facultad, "Secretaría de extensión", cuya
puerta, para mi sorpresa, estaba cerrada. Inútil golpear. Puerta cerrada. Salí
de la facultad, otra vez a contramano, por la San Lorenzo.
Y mientras así mi cuerpo se movía, mi cabeza daba vueltas por quién sabe qué
lugares. Portón de entrada, verde, cerrado. Tomo la llave. Portón que se abre y
cuerpo que ingresa, jaula-hogar-jaula. Puerta de casa, cerrada. Ventana de
casa, cerrada. Abro la puerta. Abro la ventana. Abro la mochila. Abro el
paquete de puchos. Abro la heladera. (Tereré). Abro los ojos, de nuevo, los
abro. Miro la casa. Abro la boca. La abro.
Tereré, cigarrillo, carpetas, mesa, The New Sapiron, celular sonando, tango
sonando, Hermana sonando, Jayme sonando, portero sonando. Abro los ojos, de
nuevo, los abro. Abro la boca. De nuevo. Como si nunca la hubiese abierto
antes. Abro la boca y hablo. Y hablo. Y hablo. Y hablo. Tereré que se calienta,
cigarrillo por tercera vez, carpetas, mesa, The New Sapiron mordiendo mantel,
celular abandonado, tango concluido, Hermana escuchando, Jayme escuchando,
portero olvidado (también). Abro los ojos con la boca abierta hablando, sigo
hablando. Miro hacia el patio: Peperina mirando, Peperina escuchando. Y abro el
alma. Y cierro la boca.
Entonces, me levanto como en una danza y tomo la guitarra. Y Catalina Bahía. Y
Ayer nomás. Y En mi cuarto. Entonces, me levanto como en una danza y lavo los
platos, frito torrejas, corto lechugas, lavo más platos, pico más hielo, pongo
la mesa, pongo la comida en la mesa, me siento a la mesa, Jayme a la mesa. The
New Sapiron a la mesa. Despiadado sopapo a The New Sapiron. The New Sapiron
bajo la mesa. Intento de siesta. Cabeza pensando. Boca cantando. Hermana
saliendo. Jayme saliendo. Madre durmiendo. The New Sapiron mirando (me).
Peperina mirando (me). Salgo al patio. Después de mañana nublada, siesta de
sol. Abro la ropa. Saco el cuerpo. Saco el cuerpo al sol. Saco el cuerpo al sol
sobre el colchón para tales efectos. The New Sapiron y Peperina sacando el
cuerpo negro junto a mi cuerpo sacado al sol. Tres son multitud. Felicidad de
Ana porque "Tres son multitud". Fin del sosiego. Guardo el cuerpo.
Guardo el colchón.
Inútil intento de trabajo. Silvio que me canta. Salgo a buscar resultados,
resultados de análisis y hace calor, mucho calor, pero "la tarde está
increíble" y si vuelvo temprano ya no tengo obligaciones, y probablemente
mire la novela de las 21 y probablemente JG llame como llamó ayer, y antes de
ayer. Porque JG reconoció que anda extrañando. Que se siente solo y que anda en
esos días "medios medios". Por eso "llamo mucho",
dice.
Contaba estas cosas, porque mientras todo ocurría, yo también pensaba en vos,
sucesivamente. Y se me va la siesta. Y sigo pensando. Pero siempre bien, igual
de extrañando y de impotente y de preocupada que en el último mail, pero bien.
Bien.
Ahora: Ana queriendo que "todo bien", que "todo
tranquilo". Sigue queriendo un abrazo. Pero bien, Ana siempre bien,
que no quepa duda, que no panda el cúnico. Ana todo bien, todo tranquilo.
Ahora: Ana dice: Te quiero mucho, como siempre. Un abrazo, o dos, o tres. Que
estés bien, que estés bien. Hasta pronto, cuidate, cuidate mucho, ¿Sí?. Ok.
Hablamos prontito. Hablamos prontito... hablamos… hablamos…
* Educadora y artista. Formadora del taller de escritura quiero jugar al texto. Autora del libro lo que muere, entre otras publicaciones. Escritora en el blog la hermana limada. Profesora privada de letras.
Texto sacado del blog: lahermanalimada.blogspot.com.
Fecha del texto: noviembre del 2009.